12/2/09

Blas y Lucky, la historia de una gran amistad


Anochecía, tanto aquí como en las afueras del Lago Serenguetti. Los dos amigos paseaban por el bosque como lo que eran: dos buenos amigos paseando por el bosque como lo que eran: dos buenos amigos...

–Lucky, tengo que decirte algo importante sobre Lasi.

Lasi era una pekinesa sin pedigree de la que Lucky estaba enamorado.

–Debí sospecharlo –respondió Lucky mientras orinaba sobre unas matas altas–, nunca me sacas a pasear tan tarde.

–Verás Lucky... no sé cómo decirlo... el caso es que Lasi y yo...

De pronto, un aullido imperceptible para el oido humano, rasgó la oscuridad dejando un "siete" visible a media distancia.

Lucky puso las orejas de punta y el hocico en dirección sur-sureste...

–Esa es Lasi que me llama. Si no fuera por ella y por su amor mi vida no tendría ningún sentido.

Blas sabía que la vida de su amigo no tenía ningún sentido, con o sin Lasi; así que cogió un palo del suelo y se lo dio a oler a Lucky, después lo lanzó a lo lejos.

–¡Vamos, ve a por él!

Lucky ladró contento y salió corriendo a por el palo. Blas se quedó a la espera de su amigo intentando poner en orden sus ideas.

Lucky volvió con el palo entre los dientes y lo depositó a los pies de su mejor amigo mientras movía el rabo de placer. De pronto dejó de mover el rabo y se encaró con su amigo.

–¿Blas por qué me haces esto, es que ya no soy tu mejor amigo y por ende tu mascota?

–Por supuesto Lucky, claro que eres mi mejor amigo. ¿Acaso crees que le lanzo un palo a todo el mundo?

–Perdona Blas, sé que lo haces de buena fe, pero no acabo de ver claro lo del palito, no sé, parece que no me tomes en serio.

Blas acarició la cabeza de su mejor amigo y éste le enseñó los dientes.

–Lucky, la amistad no se cuestiona por un palito más que menos –dijo Blas mientras apartaba la mano rápidamente.

–No, ya, pero da que pensar lo de recurrir al palito siempre que se plantea algo sobre mi relación con Lasi.

–Bueno, dejemos eso ahora –dijo Blas a su amigo–. Es tarde y se te enfriarán las sobras de la cena.

–Sí, tienes razón Blas, como siempre,... pero sigo sin ver claro lo del palito.

–¿Oh, vamos, no irás ahora a obsesionarte con semejante tontería?

–No, claro que no, sólo que no lo entiendo; siempre que lanzas un palito yo salgo inmediatamente corriendo para recogerlo y devolverlo a tu mano, y francamente no sé por qué.

–Seguramente debe ser algo innato en ti, pero yo no me preocuparía por ello.

–A ti no te pasa, por lo tanto es obvio que no debes preocuparte por ello, pero a mí sí me pasa, y me preocupa, ¿qué pasa?

–Haz lo que quieras, pero creo que estás llevando las cosas demasiado lejos, a fin de cuentas no eres más que un perro, y los perros siempre van a por los palitos.

–No me vas a convencer con tópicos. Yo sé muy bien lo que soy, lo que no sé es por qué mierda voy corriendo a por los palitos que me lanzas, y encima meneando el rabo, como si fuera gilipoyas.

Blas empezó a mosquearse.

–Mira, si lo que quieres es que no te lance más palitos, no te lanzaré más palitos y listo, ¿contento?

–Esa no es la cuestión, además, a mí en el fondo me encanta ir a por los palitos.

–Entonces, de qué hablas.

–De las formas, Blas, hablo de las formas –dijo Lucky–. Hay muchas maneras de lanzar el palito, y francamente creo que tu actitud al respecto deja mucho que desear.

Blas se mesó los cabellos desesperado.

–Mira Lucky, todo esto no tiene nada que ver con los palitos, ¿verdad?

Lucky agachó la cabeza y carraspeó antes de hablar...

–Sé lo tuyo con Lasi, os vi la otra noche en su perrera.

Blas palideció de momento.

–Lo siento Lucky, no sé cómo pasó... empezamos tonteando con un hueso, y al final...

–¡Ya!, ¿con un hueso, no?

Blas intentó ponerle la correa a su amigo, pero éste se echó hacia atrás esquivándola.

–No volveré contigo Blas, será mejor para todos que me busque otro amo que no sea tan cabrón como tú.

Blas se agachó y cogió un nuevo palo, que lanzó a su amigo...

–¡Vamos Lucky!, ¡cógelo!

–Vete a la mierda, capullo.

Los dos amigos reemprendieron la marcha como lo que eran, dos buenos amigos. Pero esta vez cada uno por un lado.

3 comentarios:

Andreu Romero dijo...

Drama surrealista de la leche ^____^.

Anónimo dijo...

Todo sigue igual Qué aburrimiento!

Anónimo dijo...

sigue asi... crack!
a ver si escribes en El Gratis...