11/12/07

El caso del cocodrilo (II)


María del Mar salió de la fiesta de su amigo Blas con unas cuantas copas de más, por eso decidió no coger el coche e ir paseando hasta su casa, bueno por eso y porque no se acordaba de donde lo había dejado, tal era el pelotazo que llevaba que ni siquiera sabía si su coche era un Mitsubishi o un Jiujitsu.

Eran más de las cinco de la mañana, las cinco y cuarto más o menos, las cinco y diecisiete minutos exactamente; y Mª del Mar deambulaba perdida por las desiertas calles del centro del pueblo. De pronto sintió como si una lengua enorme le lamiera las piernas. Miró hacía atrás asustada, pero no vio a nadie. Pensó que serían alucinaciones, producto del exceso de agua oxigenada.

Aprovechando que le venían unas arcadas se detuvo junto a una oficina bancaria para vomitar. Le salía la bilis a trozos cuando volvió a sentir algo en sus piernas. Primero fue un suave roce, después un lametazo pegajoso y, finalmente, una dentellada que le seccionó de cuajo la pierna derecha a la altura de la rodilla. No sintió dolor, ni tampoco miedo cuando vio a un enorme cocodrilo tragarse su media pierna sin masticar. Se desmayó presa de una enorme flojera producida por la perdida de sangre y agua oxigenada.

Mientra tanto Lorenzo, el dueño del cocodrilo, golpeaba con fuerza en la espalda de su mascota para que escupiera la pierna que se le había atragantado por culpa de la hebilla de la bota y que casi le ahoga.

–¡Tú y tu manía de tragarte las cosas sin masticar! Algún día te vas a ahogar de verdad por gilipollas.

Mª del Mar entreabrió un ojo inconscientemente mientras se alejaban sus agresores reptando calle abajo.

El detective Sallier, que llevaba el caso, fue a ver a Mª del Mar al hospital donde se recuperaba de la operación de reimplante de pierna. Tras oir la versión de los hechos, el detective sonrió maliciosamente. Estaba sobre la pista, ya sólo era cuestión de tiempo...

1 comentario:

Emma-Nue-Elle dijo...

Tengo unas botas parecidas a esas y no quiero imaginar el dolor de una tal ingestión... pobre Coco. Espero que se reponga ;-)