Cargado de razones

Toni se cargó de razones antes de hablar, de este modo, dedujo, nadie podría discutir sus teorías. ¿Quién puede desacreditar a alguien que va cargado de razones? Pensó con toda la razón del mundo. Así que comenzó su discurso sin esperar interrupciones.
Pero su visión del mundo pronto entró en controversia con la de sus amigos.
Pascual quiso entrar en la conversacion echando mano de los clásicos, pero Toni le mandó callar en cuanto los nombró. A Toni no le gustaban nada los clásicos. Detestaba a los clásicos. Decía que eran gentes de otro tiempo, y que sus ideas no valían una mierda en el mundo de hoy. Pascual quiso rebatirle tan disparatada teoría, pero Toni se adelantó de nuevo a la pretensiones de Pascual tirándole una silla a la cabeza, y dejándole así sin argumentos y sin conocimiento. Tan sólo con análgesicos machacados mezclados con zumo de papaya logramos que se reincorporara al debate.
Luis, aprovechando la ocasión, empezó a decir que si esto y que si lo otro, sin concretar nada, cosa que exasperaba a Toni que, de todos modos, le dejó acabar su perorata. Cuando acabó, efectivamente sin aportar nada más que datos aleatorios sobre cuestiones que no venían a cuento, Toni le echó de su casa a patadas prohibiéndole que volviera nunca mais.
Tras el altercado Eloy quiso meter baza llevando la conversación hacia su campo: la cría de canarios flauta. Ahí Toni ya no pudo aguantar más. Con claros síntomas de mala hostia en su rictus facial, subió al piso de arriba corriendo y bajó con una escopeta recortada en las manos. Montó el percutor delante de sus compañerois y, sin decir nada pero apuntándoles uno a uno con la culata al hombro, volvió a coger las riendas de la conversación. Nadie más puso en entredicho las ideas ni las conclusiones de Toni, pues el hombre ahora sí que se había cargado de buenas razones.