Caída la tarde a Evelyn no le quedaba otra que esperar la noche. Y así lo hizo. Y tras la noche vino el alba, y Evelyn seguía esperando. Hacia el mediodía Evelyn dejó de esperar. Recogió sus cuatro trastos, los metió en la maleta y se marchó. Cuando Efrén volvió a casa ni se dio cuenta. Sólo cuando le entró hambre echó de menos algún plato en la mesa y por consiguiente, también a Evelyn.
3 comentarios:
¡Qué duro eres!
Con todas pocas líneas y que seas capaz de decir tanto. Me gustaría leer algo nuevo al menos cada semana. Crees que podrías?
Tienes gran habilidad para estos microrrelatos.
Joder...
Y qué cierto, que tristemente pase tanto este tipo de situaciones...
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