14/6/08

El coleccionista


Un frío mediodía de mediados de agosto, Sergio, 25 años, decidió rehacer a su vida, pero antes pensó que sería bueno echarse una siesta.. Cuando se levantó, tres horas más tarde, ya no se acordaba de sus planes anteriores, así que siguió con su vida de siempre. Una vida gris, monótona y sin ningún tipo de alicates, si no contamos la sana devoción que el bueno de Sergio profesaba a las actrices de porno duro Shauna Malone y Tracy Lords.

Desde que su relación con María Virtudes, su novia de los 17 a los 22 años, naufragara por culpa de una vía de agua en la bodega, y por culpa también de un tiparraco de 1'90 metros que la hizo olvidarse de él a base de rítmicos achuchones intrauterinos, Sergio hizo promesa de no volver a entregarse jamás a otra mujer, ni en cuerpo ni en alma.

Lo del alma lo aguantaba bastante bien pero lo del cuerpo ya le costaba un poco más. De este modo entró en contacto con el mundo del porno duro en sus distintos soportes, bien sea audio, video, papel impreso o polipropileno.

Su colección de revistas y penículas porno se puede decir que era de una envergadura importante, ya que ocupaba, apiladas unas sobre otras, toda una habitación de 106x12 m2. Su autoridad en la materia era tal que se sabía de memoria toda la filmografía de más de 200 actrices y otro tanto de 6 ó 7 actores.

Pero todo cansa, y Sergio se cansó de los videos, de las revistas, de las muñecas. Necesitaba una relación carnal real, y la necesitaba esa noche.

Así que después de merendar, se duchó, se afeitó, se ajustó sus vaqueros de pinzas, su camiseta de ¡MILI, NO!, y sus mejores chanclas. Se aplastó el pelo con medio bote de gomina, y salió a la calle dispuesto a comer de caliente esa noche. Sin ningún tapujo abordó a más de 386 mujeres esa noche, recibiendo otras tantas negativas. Cabizbajo volvió a su casa buscando la fidelidad de sus actrices favoritas.
Hoy en día su colección es una de las mayores del mundo.

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