2/2/10

Acabáramos


Sabía que con aquel gesto destrozaría el hábitat de caza de mucha gente, pero no pude reprimirme. Activé el detonador con el mando a distancia, y todo -incluido yo- voló por los aires. La onda expansiva me elevó por encima de los edificios circundantes hasta ir a caer sobre el tejado del Hotel Ritz, donde yo sabía que jamás podría hospedarme a causa de su política de precios.

3 comentarios:

Andreu Romero dijo...

Un buen final, que se entere en tontolaba de Escorzese.

Anónimo dijo...

Y esto? Qué es? un pequeño regalito?

Basseta dijo...

Quien te iba a decir que morirías estrellado?