13/8/10

Aparta de mí ese cáliz

Karen expuso su sexo a la vista de Eloy. Eloy antes de verlo lo olió. Por eso evitó acercarse a ella.

Karen pensó que ya no la amaba, o por lo menos que ya no la amaba como antes.

Antes Eloy no le hacía ascos a su coño. De hecho Eloy jamás le había hecho ascos a un coño en su vida. Pero ya no podía más. Aquél coño se le había atragantado de tal forma que ya le resultaba hasta ofensivo. No es que le tuviera asco -que también le tenía un poco-, era sólo que ya no quería comer más de aquello.

Karen supo enseguida lo que pasaba, así que cerró las piernas y se fue a hacer la maleta.

Eloy había amado a Karen como a nada en el mundo, pero se había acabado.

Ni siquiera hubo un adiós. Tras años de convivencia el fin había llegado. Los dos sabían que pasaría tarde o temprano. Estaba claro que aquel coño acabaría oliendo mal, y que ésa era la señal para dejarlo. Y así acabó todo entre ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No tengo palabras.....